Enfermedad de Parkinson:
¿Qué es la enfermedad de Parkinson?
La enfermedad de Parkinson pertenece a un grupo de enfermedades llamadas trastornos del movimiento. Los cuatro síntomas principales son: temblor, o temblor en las manos, los brazos, las piernas y la mandíbula o la cabeza; rigidez, o agarrotamiento de las extremidades y el tronco; bradicinesia, o lentitud en los movimientos; e inestabilidad postural, o deterioro del equilibrio. Estos síntomas generalmente comienzan gradualmente y empeoran con el tiempo. A medida que se vuelven más pronunciados, los pacientes pueden tener dificultad para caminar, hablar o completar otras tareas sencillas. No todos los que padecen uno o más de estos síntomas tienen la enfermedad, ya que los síntomas a veces aparecen también en otras enfermedades.
La enfermedad de Parkinson es a la vez crónica, que persiste durante un extenso período de tiempo, y progresiva, lo que significa que sus síntomas empeoran con el tiempo. No es contagiosa. Aunque algunos casos de Parkinson parecen ser hereditarios y otros pueden rastrearse a mutaciones genéticas específicas, la mayoría de los casos es esporádico, o sea, la enfermedad no parece ser hereditaria. Muchos investigadores ahora creen que la enfermedad es consecuencia de una combinación de susceptibilidad genética y exposición a uno o más factores ambientales que desencadenan la enfermedad.
La enfermedad de Parkinson es la forma más común de parkinsonismo, nombre de un grupo de trastornos con características y síntomas similares. La enfermedad de Parkinson también se llama parkinsonismo primario o enfermedad de Parkinson idiopática. El término idiopático significa un trastorno para el cual aún no se ha encontrado la causa. Aunque la mayoría de las formas de parkinsonismo son idiopáticas, existen algunos casos donde la causa se conoce o se sospecha o donde los síntomas son consecuencia de otro trastorno. Por ejemplo, el parkinsonismo puede porvenir de cambios en los vasos sanguíneos cerebrales.
¿Qué causa la enfermedad?
La enfermedad de Parkinson se produce cuando las células nerviosas, o neuronas, en un área del cerebro conocida como sustancia negra mueren o se dañan. Normalmente, estas neuronas producen una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina. La dopamina es un mensajero químico responsable de transmitir señales entre la sustancia negra y la siguiente «estación de relevos» del cerebro, el cuerpo estriado, para producir movimientos suaves y decididos. La pérdida de dopamina produce patrones anormales de activación nerviosa dentro del cerebro que causan deterioro del movimiento. Los estudios demuestran que la mayoría de los pacientes con Parkinson ha perdido 60 a 80 por ciento o más de células productoras de dopamina en la sustancia negra en el momento de la aparición de los síntomas. Estudios recientes han mostrado que las personas con Parkinson también tienen pérdida de las terminaciones nerviosas que producen el neurotransmisor norepinefrina. La norepinefrina, estrechamente relacionada con la dopamina, es el mensajero químico principal del sistema nervioso simpático, la parte del sistema nervioso que controla muchas funciones automáticas del cuerpo, como el pulso y la presión arterial. La pérdida de norepinefrina puede ayudar a explicar varias de las características no motoras vistas en la enfermedad de Parkinson, inclusive la fatiga y anormalidades con la regulación de la presión arterial.
Muchas células cerebrales de personas con la enfermedad contienen cuerpos de Lewy– depósitos inusuales o agregados de la proteína alfa-sinucleína, junto con otras proteínas. Los investigadores aún no saben porqué se forman los cuerpos de Lewy o qué papel juegan en el desarrollo de la enfermedad. Los agregados podrían evitar que la célula funcione normalmente, o en realidad podrían ser útiles, tal vez manteniendo “encerradas” a las proteínas perjudiciales para que las células puedan funcionar.
Los científicos han identificado varias mutaciones genéticas asociadas con la enfermedad, y se han ligado provisionalmente muchos más genes al trastorno. El estudio de los genes responsables de los casos heredados de Parkinson puede ayudar a los investigadores a comprender tanto los casos heredados como los esporádicos. Los mismos genes y proteínas alterados en los casos heredados también pueden estar alterados en los casos esporádicos por toxinas ambientales u otros factores. Los investigadores también esperan que el descubrimiento de genes ayude a identificar nuevas formas de tratar la enfermedad de Parkinson.
Aunque se reconoce cada vez más la importancia de la genética en la enfermedad de Parkinson, la mayoría de los investigadores cree que las exposiciones ambientales aumentan el riesgo de una persona de contraer la enfermedad. Aún en los casos familiares, la exposición a toxinas u otros factores ambientales puede influir sobre cuándo aparecen los síntomas o cómo evoluciona la enfermedad. Hay un número de toxinas, como la 1-metil-4-fenil-1,2,3,6-tetrahidropiridina, o MPTP (encontrada en algunos tipos de heroína sintética), que puede causar síntomas parkinsonianos en los humanos. Otros factores ambientales aún no identificados también pueden causar la enfermedad en individuos susceptibles genéticamente.
Los virus son otros posibles desencadenantes ambientales de la enfermedad. Las personas que contrajeron encefalopatía luego de la epidemia de influenza de 1918 estuvieron posteriormente afectadas con síntomas graves y progresivos parecidos al Parkinson. Un grupo de mujeres taiwanesas contrajo síntomas similares luego de padecer infecciones por virus del herpes. En estas mujeres, los síntomas, que más tarde desaparecieron, fueron ligados a la inflamación temporaria de la sustancia negra.
Varias líneas de investigación sugieren que las mitocondrias pueden jugar un papel en el desarrollo de la enfermedad. Las mitocondrias son los componentes productores de energía de la célula y son fuentes principales de radicales libres, las moléculas que dañan las membranas, las proteínas, el ADN y otras partes de la célula. Este daño a menudo se conoce como estrés oxidativo. Se han detectado cambios relacionados con el estrés oxidativo, incluido el daño de radicales libres al ADN, las proteínas y las grasas en los cerebros de pacientes con enfermedad de Parkinson.
Otra investigación sugiere que el sistema de eliminación celular de proteínas puede fallar en las personas con Parkinson, haciendo que las proteínas se acumulen en niveles perjudiciales y que desencadenen la muerte celular. Estudios adicionales han encontrado indicios de que agregados de proteínas que se desarrollan dentro de las células cerebrales de personas con la enfermedad pueden contribuir a la muerte neuronal, y que la inflamación o la sobreestimulación de las células (debido a toxinas u otros factores) puede jugar un papel en la enfermedad. Sin embargo, el papel preciso de los depósitos de proteínas sigue siendo desconocido. Algunos investigadores hasta especulan que la acumulación de proteínas es parte de un intento fallido de proteger a la célula. Aunque la disfunción mitocondrial, el estrés oxidativo, la inflamación y muchos otros procesos celulares puedan contribuir a la enfermedad de Parkinson, aún no se ha determinado la causa real de la muerte celular de la dopamina.
Tratamientos farmacológicos:
Los medicamentos para la enfermedad de Parkinson comprenden tres categorías. La primera categoría incluye medicamentos que incrementan el nivel de dopamina en el cerebro. Los medicamentos más comunes para la enfermedad son precursores de la dopamina, sustancias como levodopa que cruzan la barrera hematoencefálica y luego cambian a dopamina. Otros medicamentos imitan a la dopamina o previenen o retrasan su descomposición.
La segunda categoría de medicamentos para la enfermedad de Parkinson afecta a otros neurotransmisores en el organismo con el fin de aliviar algunos síntomas de la enfermedad. Por ejemplo, los medicamentos anticolinérgicos interfieren con la producción o la captación del neurotransmisor acetilcolina. Estos pueden ser eficaces en la reducción de los temblores.
La tercera categoría de medicamentos recetados para la enfermedad incluye medicamentos que ayudan a controlar los síntomas no motores de la enfermedad, o sea, los síntomas que no afectan el movimiento. Por ejemplo, se pueden recetar antidepresivos a las personas con depresión relacionada con la enfermedad.
Levodopa/carbidopa. El fundamento de la terapia para la enfermedad de Parkinson es el medicamento levodopa (conocido también como L-dopa). Las células nerviosas utilizan la levodopa para fabricar dopamina y reponer el suministro reducido del cerebro. No se puede simplemente tomar píldoras de dopamina porque ésta no cruza fácilmente la barrera hematoencefálica (una barrera o revestimiento protector de células dentro de los vasos sanguíneos que regula el transporte de oxígeno, glucosa y otras sustancias hacia el cerebro). Generalmente, la levodopa se receta en combinación con otra sustancia llamada carbidopa. Cuando se añade a la levodopa, la carbidopa previene la conversión de la levodopa en dopamina, excepto en el cerebro. Esto detiene o disminuye los efectos secundarios que ocurren debido a la dopamina en el torrente sanguíneo. Por lo general, la combinación de levodopa/carbidopa tiene mucho éxito en la reducción o eliminación de los temblores y otros síntomas motores durante las etapas tempranas de la enfermedad y permite a la mayoría de las personas con Parkinson extender el período de tiempo en el que pueden llevar una vida relativamente normal y productiva.
Aunque la combinación de levodopa/carbidopa ayuda a la mayoría de las personas con enfermedad de Parkinson, no todos los síntomas responden de igual manera al medicamento. La levodopa generalmente ayuda más con la bradicinesia y la rigidez. Los problemas del equilibrio tal vez no respondan al medicamento.
Las personas suelen ver una mejora notable en sus síntomas después de comenzar el tratamiento con levodopa/carbidopa. Sin embargo, es posible que tengan que aumentar la dosis gradualmente para obtener el máximo beneficio. A menudo la levodopa es tan eficaz que algunas personas tal vez no demuestren síntomas durante las etapas tempranas de la enfermedad siempre y cuando tomen el medicamento. Sin embargo, la levodopa no es una cura. Aunque puede reducir los síntomas, no sustituye las células nerviosas perdidas y no detiene la evolución de la enfermedad.
La combinación de levodopa/carbidopa puede tener una variedad de efectos secundarios. Los efectos secundarios iniciales más comunes son náuseas, baja presión arterial y ansiedad. Las náuseas y el vómito que causa la levodopa se reducen en gran medida con la correcta combinación de levodopa y carbidopa. El medicamento también puede causar somnolencia o inicio súbito del sueño, por lo que conducir y otras actividades se pueden volver peligrosas. A veces el uso prolongado de levodopa causa alucinaciones y psicosis.
Las discinesias, o movimientos involuntarios como los retorcimientos y contorsiones, comúnmente se presentan en las personas que toman levodopa por un período prolongado de tiempo. Estos movimientos pueden ser leves o fuertes. Algunos médicos recetan a las personas más jóvenes con Parkinson medicamentos que actúan directamente como la dopamina en sí y añaden levodopa más tarde en el curso de la enfermedad. La dosis de levodopa a veces se reduce con el fin de disminuir los movimientos inducidos por el medicamento. La amantadina puede ayudar a controlar las discinesias pero si las discinesias son graves, se podría considerar un tratamiento quirúrgico como la estimulación cerebral profunda .
Se pueden presentar otras dificultades más tarde en el curso de la enfermedad. Las personas con Parkinson pueden comenzar a notar síntomas más pronunciados antes de su primera dosis matutina de medicamento y entre una dosis y otra. Esto se debe a que el período de eficacia después de cada dosis puede comenzar a acortarse, lo que se conoce como efecto de disipación. Entonces, las personas experimentan períodos repentinos, impredecibles de cambios súbitos, en que los medicamentos no parecen funcionar, que se conocen como períodos “off”. Un enfoque para aliviar estos efectos secundarios es tomar la levodopa con más frecuencia y en menos cantidad. Las personas con enfermedad de Parkinson no deben dejar de tomar levodopa sin el consentimiento de su médico debido a que la suspensión rápida del medicamento puede tener efectos secundarios potencialmente graves.
Además de levodopa/carbidopa, hay otros tratamientos disponibles:
Agonistas de la dopamina. Estos medicamentos, que incluyen apomorfina, pramipexol, ropinirol y rotigotina, imitan la función de la dopamina en el cerebro. Pueden administrarse solos o junto con levodopa. Son algo menos eficaces que la levodopa en el tratamiento de los síntomas de Parkinson, pero trabajan por períodos de tiempo más largos. Muchos de los efectos secundarios potenciales son similares a aquéllos asociados con el uso de levodopa. Estos incluyen somnolencia, inicio súbito del sueño, alucinaciones, confusión, discinesias, edema (hinchazón debida al exceso de líquido en los tejidos del cuerpo), pesadillas y vómito. En casos raros, pueden causar hipersexualidad o un deseo incontrolable de apostar o de hacer compras de manera compulsiva.
Inhibidores de la MAO-B. Estos medicamentos inhiben la enzima monoaminooxidasa B, o MAO-B, que descompone la dopamina en el cerebro. Los inhibidores de la MAO-B hacen que la dopamina se acumule en las células nerviosas sobrevivientes y reducen los síntomas de la enfermedad de Parkinson. Los estudios patrocinados por el NINDS han mostrado que el medicamento llamado selegilina (conocida también como deprenil) puede retrasar la necesidad del tratamiento con levodopa hasta por un año o más. Cuando se administra selegilina con levodopa, ésta parece aumentar y prolongar la respuesta a la levodopa, reduciendo así el efecto de disipación. Generalmente, la selegilina se tolera bien, aunque los efectos secundarios pueden incluir náuseas, hipotensión ortostática o insomnio. No debe tomarse con el antidepresivo fluoxetina o el sedante mepiridina, ya que combinar estos medicamentos con la selegilina puede ser prejudicial. La rasagilina se utiliza en el tratamiento de los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson con o sin levodopa. Si la rasagilina reduce o no la evolución de la enfermedad de Parkinson sigue siendo un tema controversial.
Inhibidores de la COMT. COMT es la sigla de catecol-O-metiltransferasa, otra enzima que ayuda a descomponer la dopamina. Los medicamentos entacapona y tolcapona prolongan los efectos de la levodopa evitando la descomposición de la dopamina. Los inhibidores de la COMT pueden disminuir la duración de los períodos de disipación o períodos “off” en los que la dosis de la levodopa no hace efecto. El efecto secundario más común es la diarrea. Los medicamentos también pueden causar náuseas, perturbaciones del sueño, mareos, decoloración de la orina, dolor abdominal, baja presión arterial o alucinaciones. En pocos casos raros, la tolcapona ha causado enfermedad hepática grave, por lo que las personas que reciben tolcapona necesitan un monitoreo regular de la función hepática.
Amantadina. Este medicamento antivírico puede ayudar a reducir los síntomas de la enfermedad de Parkinson y la discinesia producida por la levodopa. Frecuentemente se usa sola en las etapas tempranas de la enfermedad. También puede usarse con un anticolinérgico o con la levodopa. Después de varios meses, la eficacia de la amantadina disminuye hasta en un 50% de las personas que la toman. Los efectos secundarios de la amantadina pueden ser insomnio, piel moteada, edema, agitación o alucinaciones. Los investigadores no están seguros de cómo funciona la amantadina en la enfermedad de Parkinson, pero es posible que aumente los efectos de la dopamina.
Anticolinérgicos. Estos medicamentos, que incluyen trihexifenidil, benztropina y etopropazina, disminuyen la actividad del neurotransmisor acetilcolina y pueden ser de particular eficacia para el temblor. Los efectos secundarios pueden ser resequedad de la boca, estreñimiento, retención urinaria, alucinaciones, pérdida de la memoria, visión borrosa y confusión.
Al recomendar un curso de tratamiento, el médico evaluará cuánto trastornan los síntomas la vida de la persona y ajustará el tratamiento al caso particular de la persona. Como no hay dos pacientes que reaccionen a un medicamento dado de la misma manera, puede llevar tiempo y paciencia lograr la dosificación correcta. Aun así, tal vez los síntomas no se alivien por completo.
Fuente:National Institute of Neurological.
NUEVO ENFOQUE DE SU TRATAMIENTO:
El Doctor Carlos Daniel Ducasse ha desarrollado un nuevo tratamiento para la enfermedad de Parkinson, basado en técnicas de Medicina Fisiológica (mejorar la función del órgano enfermo), consiste en dar un cóctel de nutrientes órgano específico, con poderosa acción antioxidante, reparadora, desintoxicante, mejorando la energía mitocondrial celular; actúa generando en las neuronas sanas una mejor calidad en la producción de los neurotransmisores, aumentando su vida media y facilitando la recuperación de las células enfermas, tratando de evitar la destrucción de futuras células neuronales que producen la progresión de la enfermedad, como resultado de la misma la mejoría de los síntomas comienzan a verse a partir de los 60 minutos de tomada la medicación( temblor, rigidez, decaimiento, debilidad muscular, depresión, constipación, falta de sueño por la noche, etc).
Dicho tratamiento permite bajar la dosis de los medicamentos formulados con L DOPA y otros, que liberan radicales libres, que son tóxicos para las neuronas del cerebro, agravando de esta manera el avance de la Enfermedad .